Soy frágil, me desmorono cuando rompen mi corazón. Nadie tiene el poder de juzgar mis lagrimas o mi actuar, solo yo entiendo el alcance de mi dolor, el sufrimiento y la frustración, solo yo en mi búsqueda de esa tal felicidad me caigo y me levanto. Bueno… eso creía, y en realidad no es así. Estoy dando alaridos de dolor, esperando que alguien venga a salvarme pues hasta la fe se me extravió.
Hasta respirar duele, quiero quedarme inmóvil y que el tiempo retroceda y me dé una última oportunidad, poder cambiar todo aquello que hice mal y por lo cual hoy me lamento y no quiero continuar. Me pregunto ¿Dónde están los salvavidas cuando los necesito? Si, es cierto, cada uno anda lidiando y cargando su propia cruz.
El camino esta congestionado, hacia donde mire, veo personas con su cruz a cuestas, unas pequeñas, otras grandes, pero al fin son cruces y esa carga cansa y agota. Entonces tomo un impulso y respiro profundo, cuento hasta 3 lentamente y suelto, mi cerebro vuelve a conectar con la fuerza que viene del más allá, porque la del más acá está ocupada con otros tantos frustrados que necesitan tanta ayuda como yo.
Aparece esa luz, ilumina en un momento toda mi horrible oscuridad, escucho esa voz susurrando de la Dra. Nelly que me dice, tú puedes, no te niegues esta oportunidad, tómala ahora, respira, respira lentamente y deja que Dios comience a actuar. En efecto, siento algo que no se que es, derramo lagrimas sin parar, no sé si son de tristeza o felicidad, lo cierto es que esa voz motivadora me endulza el día y me permite continuar un día más.
En un principio me rehusé revisar mi salud mental, pero alguien me arrastro, por así decirlo, y, llegue al lugar ideal. Psicología con Espíritu se llama.
Con una mezcla de vergüenza, de temor, resentimiento, tristeza y con una mínima esperanza de que algo podrían hacer por mí, resulte, regándome en prosa, sacando toda mi inmundicia, toda, mi suciedad.
¡Pobre Doctora Nelly! pensaba dentro de mí, tener que cargar ella con este peso que le quiero dejar aquí, pero es lo mejor que me pudo pasar, al fin de cuentas, ella es profesional, ella sabe como sanar, como curar el espíritu, la mente y que este deteriorado cuerpo se renueve por lo menos una vez más.
Gracias Doctora Nelly por dejarse usar, devolverme la confianza y ayudarme a amarme cada día un poco más.