“La palabra cáncer no significa necesariamente muerte, sino oportunidad, búsqueda, compromiso, solidaridad, amor, entrega, esperanza, compromiso, voluntariado”.
“Nunca pensé que viviría algo así” Para todo ser humano es fundamental recibir cariño por parte de sus seres amados. Para una persona con cáncer es aún más el recibir un abrazo, un detalle, una caricia, las manos que la tocan, etc., serán acciones muy significativas que le recordarán simbólicamente lo importante que es para otras personas a las que ella(el) también ama y que no está sola(o) en este proceso. Por ello es importante propiciar condiciones de reciprocidad que permitan estas manifestaciones y favorezcan el acercamiento y la cercanía; pues ante esta enfermedad en ocasiones la primera reacción es la huida, la distancia o la evasión ya sea por parte de la paciente o por parte de las personas que la rodean.
“SI LA PERSONA SABE QUE TIENE LA ENFERMEDAD QUERRÁ MORIR PRONTO”.
Cada quien puede decidir sobre este asunto, pero lo cierto es que la información oportuna, clara y concreta puede favorecer que la persona implicada coopere de acuerdo con sus posibilidades con el desarrollo de su tratamiento y por ende el proceso de su curación y probable recuperación. Incluso si la situación de la persona enferma tiene la probabilidad de tener un desenlace que conlleve a la muerte; la conciencia de ello, de una forma bien presentada puede permitir a quien vive la situación, prepararse con toda conciencia y arreglar sus asuntos personales, familiares, afectivos e incluso legales. De esto se trata el acompañamiento emocional.
ACOMPAÑAMIENTO DESDE LA PSICOLOGÍA
El cáncer va seguido de diversos cambios, a nivel personal, familiar, escolar, laboral, social y espiritual. Ante esta situación Psicología con Espíritu va a ser un apoyo que ofrece el soporte necesario para aprender a manejar los cambios que se generan a lo largo del proceso de la enfermedad, dando un aporte valioso a la salud mental que también se ve afectada además de la salud física.
Uno de los modelos que explican el proceso psicooncológico por el que pasan los pacientes y familiares ante un diagnóstico es el que diseñó Kübler-Ross, quien proponía un proceso fundamentado en cinco fases reguladas por mecanismos de defensa: Negación, Ira, Depresión, Aceptación
El acompañamiento psicológico que se va a dar a estos pacientes no consiste únicamente en aliviar las consecuencias de la sintomatología física que produce la enfermedad, sino que se interviene en todas las dimensiones de la persona, mediante los cuidados paliativos. En estas situaciones el objetivo médico ya no es curar, sino cuidar al paciente intentando conseguir la máxima calidad de vida posible.
Los cuidados paliativos tratan de aliviar el dolor y todo aquello que altere la calidad de vida, ofreciendo un sistema de apoyo para ayudar a la familia a adaptarse durante la enfermedad del paciente y en su propio duelo.
A lo largo de todo el proceso se considera necesario abordar las emociones que la persona va sintiendo para aprender a gestionarlas, ya que las personas que están en duelo han entrado en un proceso en el que experimentarán cosas que no habían sentido con anterioridad. A este respecto suele resultarles tranquilizador que se les transmita la normalidad de todo lo que les sucede.
TRASCENDENCIA Y ESPIRITUALIDAD.
El dolor puede tener significados diferentes para cada persona, esto dependerá no sólo de la actitud, sino también de la edad, la madurez, de la historicidad, del grado de dolor y de los objetivos existenciales.
En la modificación de actitudes, el énfasis está en el potencial de cada situación, descritas en estas guías o principios:
– Las alternativas son posibles.
– Los patrones de conducta se pueden cambiar en beneficio de las personas.
– En cualquier situación por difícil u oscura que sea se puede encontrar un sentido positivo.
– La vida tiene sentido bajo cualquier situación
– Las oportunidades pueden encontrarse aún en los errores, fracasos, enfermedades y en pérdidas inevitables
* Existen actitudes NO SALUDABLES como la resignación, la pasividad, el pesimismo, la negatividad, la desesperanza, la indiferencia y el aplicarse a una/o misma/o a otras personas, profecías negativas.
La misión de la psicoterapia (Psicología con Espíritu) es capacitar al hombre para trabajar y para gozar: debe capacitarle también, al menos en cierto modo, para sufrir.
El dolor, además de ayudarnos a crecer y a madurar para lograr una mayor libertad interior y un profundo sentido, puede ser el recordatorio de que tenemos un potencial que nos permite humanizar nuestro mundo evitando así una caída en la esterilidad, la apatía, la rigidez o en el círculo vicioso de actitudes autocompasivas que nos evaden y alienan de nosotros mismos.
Psicología con Espíritu trabaja con 3 características centradas en la persona que sufre: la empatía, la autenticidad y la aceptación incondicional.
• Nuestra tarea hacia la salud es trabajar en la resiliencia del paciente, que es la capacidad para lidiar con el sufrimiento y los conflictos fundamentales de la vida, alzándose sobre ellos.
• En este espacio se trata de vincularse con la(el) paciente desde la autenticidad, entendida como la capacidad de la persona que ejerce como acompañante de ser auténtica consigo misma, con sus sentimientos y pensamientos y con lo que expresa
RECOMENDACIONES A FAMILIARES DE LA(DEL) PACIENTE
Es normal que la persona con cáncer se niegue a aceptar la enfermedad, experimente miedo por el peligro de muerte o por las alteraciones en su aspecto físico (como perder el pelo); además, le preocupan las repercusiones familiares, laborales y económicas de la enfermedad. Es importante que las personas que la rodean tengan muy presente lo siguiente:
– Acompañar a la persona a sus visitas al doctor y a sus tratamientos.
– Preguntar al personal médico las cosas que no entienden.
– Platicar sobre sus sentimientos (como coraje y frustración por el cáncer) y temores.
– Orar o meditar con ella, darle abrazos y besos.
En la medida de lo posible, si ella mantiene las actividades domésticas y la actividad general, lo ayudará a que no se alteren los demás aspectos de la vida cotidiana.
– Visitarla, cocinarle, sacarla y/o entretenerla.
– Preguntarle qué cosas le molestan, como olores o ciertas comidas.
– Ayudarla con las/os niñas/os.
– Preguntar cómo se siente y qué necesita.
– Mantener una actitud positiva.
– Preguntar en qué momentos requiere apoyo y compañía; y respetar cuando decida estar sola
o callada o descansar.
– Asistirla con amabilidad, sin malos modos.
La motivación es fundamental ya que, si busca apoyo en otras personas, también cambiará su propia conducta para hacer frente a la enfermedad.
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